Alexander y yo

Creo que lo mío con Alexander ha dado mucho de sí… y sigue dando, menos mal… Haciendo memoria me voy encontrando con momentos y sensaciones… y me quiero regalar este espacio de recuerdo y reflexión desde este momento sorprendido que estoy viviendo, de cambio, de escucha, de recuento… y todo esto sin dejar de andar, de fluir con el momento, con la vida que, por cierto, está muy ajetreada conmigo en los últimos tiempos…




Cuando me pongo a recordar cómo empezó todo, se arremolinan imágenes y sentimientos en un paisaje alemán, frío, pero precioso.
Sin embargo, no fue ahí, sino en Madrid, y, si no recuerdo mal, en el hotel Velázquez, donde tuve mi primer encuentro con Alexander.
Me voy dando cuenta de que esta primera entrada sobre la Técnica Alexander es todo menos alegre y pizpireta, que era mi intención primera al comenzar…
Vaya, una es lo que es, y está como está…
Pongamos un par de directivas para enderezar el asunto…

Dejo el cuello libre… Para que la cabeza pueda fluir hacia delante y hacia arriba… Para que la espalda se pueda alargar y ensanchar…   
Ich lasse den Fluss fliessen,,,  
Dejo fluir los recuerdos y las palabras... 
Dejo que la confianza en mí misma fluya y me alimente

Me permito volar, flotar entre el presente y los recuerdos, desde este lugar soleado, el murmullo del pueblo y de la brisa atravesando las tiernas hojas del bambú a mi lado.
Bien, me voy entonando con el aquí y ahora…




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