Por fin.
Ya está todo plantado: tomates, pimientos, berenjenas, calabacines, espinacas, acelgas, rabanitos, judías (de las redonditas, para el hervido...mmmm), rúcula y unas matas de garrofó, para la paella. No ha quedado sitio para melones y sandías... las plantaré en casa, que tengo unos bancales pequeños y más salvajes, para que se puedan extender a su antojo.
También he sembrado verbena y mejorana y muchas aromáticas y flores, caléndulas y tajetes, aquí y allá, porque es un huerto a lo Gaspar Caballero, que también llaman "crestall de parades". Para un huerto familiar es estupendo, y además, como también es un poco jardín, me siento realizada en mi lado más femenino.
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Voy a tener que aprender a hacerle fotos al huerto para que luzca más... |
Ha sido un duro trabajo: quitar todas las piedras que se pudo (parecía que se reproducían al segundo... ay...), echar compost, mover la tierra (poco, para no estropear su estructura biológica, todos los miles de organismos que la hacen estar viva y ayudan a crecer lo que plantas), medir y delimitar los bancales con cuerda (aquí, desesperación total al intentar clavar las piquetas donde se ataba... las dichosas piedras...), poner los bardos en los pequeños pasillos entre bancales, volver a añadir una capa de compost en cada bancal, la que se quedaba sin remover... Esto fueron carretillas y carretillas que fuimos llenando, trasladando y vaciando entre Katha y yo. Era la hora de plantar las aromáticas y flores. Al final vinieron Miquel y sus amigos y me ayudaron a poner piedras alrededor de las aromáticas, para que mantengan mejor el agua al regar. El huerto ya tenía forma, color y olor.
Este día acabé con agujetas hasta en las pestañas, como os podéis imaginar... pero de nuevo feliz. Precioso atardecer tras la Segaria y el Cavall Verd. Fue un magnífico fin de fiesta para un día de trabajo. No lo puedo evitar, me emociono.
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Pues sí, estaba orgullosísima, cómo no... |
Y el Cavall Verd otra vez, que me encanta...
Después, un par de días más tarde, el riego: volver a medir y añadir gomas (menos mal que me ayudaron Luis y Miquel)... precioso al abrir el riego y ver las pequeñas gotas brillantes mojando la tierra. Me fui más contenta que unas pascuas a casa.
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No es tan fácil, que la goma está dura y acabas sudando tinta... |
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Pepinos y flores... |
Y la semana pasada comencé a plantar todo lo que ya os he contado, con la ayuda y los consejos de Jose Manuel Bisetto y su padre, Fausto, un italiano encantador que es como un padre para todos los que seguimos el curso de Agricología. También el amable y experimentado Bernd me dio muchos consejos y me ayudó mucho, además de prestarme un magnífico libro sobre agricultura ecológica que me gustaría comprar porque está estupendamente estructurado y es fácil de seguir, que hay otros...
Después, acolché todo lo acolchable, puse cañas a las tomateras y el garrofó y hala, finito (en honor a Fausto).
Mañana voy p'allá, que no me aguanto más y quiero disfrutar del huerto.
Sí, se aprende a disfrutar... y se cultiva, además, la paciencia.
Buena falta que me hacen ambas cosas.
PD: Prometo que aprenderé a hacerle buenas fotos al huerto, sin quemar, etc...¡¡¡ en el próximo curso de
Jackie Rueda!!! .Empieza el 13 de este mes y mañana son las inscripciones... pero yo ya estoy inscrita, que ha sido un regalo. Me muero de ganas...